¿Puede ser el cáncer cuestión de mala suerte?

Un reciente estudio afirma que la “mala suerte” puede ser la causante de dos tercios del riesgo total de padecer cáncer. El reconocido oncólogo Luis Costa analiza estudio en profundidad.

Análisis de una investigación, por el Profesor Luis Costa

Todos hemos oído hablar de casos similares, como el de una persona no fumadora que desarrolla cáncer de pulmón, o la que siempre lleva sombrero y protección solar y desarrolla cáncer de piel. También hemos oído hablar de personas que, repentinamente, tienen que hacer frente a un diagnóstico poco común, pues padecen cáncer sin que exista explicación lógica relacionada con sus antecedentes familiares o con la exposición a agentes cancerígenos. Al hablar de estos casos, se suele decir que estas personas tienen “buenos” o “malos” genes.

Sin embargo, un estudio reciente llevado a cabo en el centro oncológico Johns Hopkins Kimmel de Estados Unidos afirma que la causa puede estar relacionada con la suerte, y no con los genes. Dicho estudio ha creado un modelo estadístico que muestra que la “mala suerte” es la causante de dos tercios del riesgo total de padecer cáncer, mientras que el tercio restante tiene que ver con factores genéticos o elementos externos, como el estilo de vida.

Muchos han malinterpretado esta afirmación, pues piensan que la suerte está directamente relacionada con el cáncer, pero en realidad no es así. La probabilidad de desarrollar cáncer está directamente relacionada con tres factores principales:

  • la exposición a agentes cancerígenos (ej. el tabaco, los malos hábitos alimenticios o algunos virus como la hepatitis B)
  • la predisposición genética
  • el número de divisiones de las células madre de un tejido concreto durante la vida de una persona

Las mutaciones de ADN pueden suceder durante el proceso de división o replicación de las células madre, y dichas mutaciones son las que pueden causar cáncer. El estudio, llevado a cabo en el centro Johns Hopkins, indica que la división de células madre es la causa principal de la mayoría de tipos de cáncer, y, por lo tanto, sugiere que la buena o mala “suerte” está relacionada con el proceso mediante el que un cuerpo determinado experimenta más o menos divisiones celulares.

Analogía entre el cáncer y un accidente de coche

Para explicar los hallazgos del estudio, sus autores han comparado el riesgo de padecer cáncer con el riesgo de sufrir un accidente de coche.

la duración del viaje = tu vida

las condiciones climáticas = factores externos, como el tabaco, los virus o el estilo de vida

el estado de tu coche = factores genéticos

No existe solamente una causa por la que se desarrolle el cáncer. El estudio puntualiza que no podemos cambiar el camino que tomamos para desplazarnos desde A hasta B, pues tampoco podemos hacer nada para modificar la duración de nuestra vida ni el número de divisiones de células madre que experimentará nuestro cuerpo. No obstante, sí que podemos evitar conducir cuando hay mal tiempo y podemos llevar el coche a revisiones periódicas, del mismo modo que podemos evitar el tabaco o un estilo de vida perjudicial y tenemos la oportunidad de hablar con nuestro médico para hacernos pruebas si tenemos antecedentes de cáncer en la familia y así poder tomar medidas preventivas si existe riesgo de que podamos padecerlo.

Información para médicos

El estudio muestra que, mediante el cálculo del “índice de riesgo adicional”, es decir, el resultado de multiplicar el riesgo de que una persona padezca cáncer a lo largo de su vida por el número de divisiones de células madre, nosotros, como médicos, podemos proponer un enfoque más personalizado para llevar a cabo una prevención primaria (medidas preventivas) o una prevención secundaria (detección precoz), dependiendo del tipo de tumor.

Cada tumor se desarrolla de una manera diferente, y en este estudio los llamados tumores de tipo D (aquellos que cuentan con un alto índice de riesgo adicional, como por ejemplo el cáncer de pulmón en los fumadores) se corresponden con aquellos que pueden verse afectados por factores de riesgo externos. En estos casos, los resultados de la prevención primaria y secundaria podrían ser decisivos. Por otro lado, es más probable que solamente la prevención secundaria pueda resultar beneficiosa para los llamados tumores de tipo R (aquellos que tienen un bajo índice de riesgo adicional, como por ejemplo el cáncer de pulmón en no fumadores), por eso la detección precoz es una cuestión fundamental.

No se han incluido todos los tipos de tumores

Es importante señalar que el estudio Johns Hopkins no ha incluido algunos tipos de cáncer, como el de mama o el de próstata, dos de los más comunes. Es probable que esto se deba a que el desarrollo tumoral en el cáncer de mama y en el de próstata está fuertemente ligado a factores hormonales, lo que probablemente sea indicativo de que no existe una relación clara entre el número de divisiones de células madre en el tejido mamario o prostático y la incidencia de cáncer en estos órganos.

El Profesor Luis Costa es Director de Oncología en el Hospital de Santa María de Lisboa y miembro del Consejo Asesor de Medicina de Best Doctors en Europa.

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Información tomada del blog de la aseguradora «Best Doctors» http://www.bestdoctorsblog.com

Las lecciones de vida

Daniela Bascopé (Texas, 11 de abril de 1982) es una actriz y cantante venezolana nacida en los Estados Unidos. En 2007 se retira de las pantallas para combatir un tipo de cáncer en el sistema linfático. Desde entonces, cobró notoriedad. Su enorme espíritu le permitió luchar contra esta modalidad agresiva de cáncer y hoy día un libro y una fundación han sido parte de su inmenso legado en enseñar a luchar contra la enfermedad.

Esta mañana, la escuchaba en radio. Explicaba en entrevista su transitar por la vida, su pasado, presente y futuro. Me impactaron dos frases sobremanera. La primera fue «La vida es finita, tenemos caducidad, la muerte es una realidad» Explicaba ella que cuando se es joven poco se piensa en esto pero cuando tienes un diagnóstico de tal magnitud, entonces se vuelve repentinamente recurrente. Hablaba de cómo en la oscuridad, los pocos rayos de luz son mas luminosos. Entonces; Disparó la segunda expresión que me dejó en el sitio: «Es muy importante el médico, cómo va a enfocar tu diagnóstico, como te lo va a hacer entender, como lo vas a sentir, esto es fundamental porque puede marcar una diferencia definitiva» Por cierto que en el caso de ella necesitó hasta UN MES, en tener el diagnóstico certero y definitivo.

Por razones obvias, recordé que una aseguradora que cruce el pantano de lo meramente estadístico y ofrezca algún servicio de respaldo psicológico, orientativo o mejor aún, una consulta profesional, debería considerar una empresa luminosa, especial, que se verá involucrada en la recuperación del asegurado-paciente.

También, mencionó Daniela el contexto, el entorno. Tangencialmente apareció el tema del seguro. ¿Donde están los recursos para enfrentar tamaña enfermedad si tu póliza no tiene la robustez necesaria para hacerlo? Y hablamos en el caso de que exista póliza.

Desfilar por organizaciones, fundaciones, empresas públicas. Incluso, en un país como el nuestro implica bordear la repulsiva línea de la política, quién te ayuda y a cambio de qué.

Entonces evoqué que generar las emociones necesarias para pagar puntualmente y con mucho esfuerzo una póliza de seguro médico es trabajo fundamental de un corredor de seguros. Hay tantas quejas por la indemnización exitosa o no de siniestros pequeños que se pierde en la neblina del bosque la verdadera esencia de lo que debería ser la norma: Una indemnización sustancial y exitosa en condiciones dramáticas, que te hagan bordear la vida y la muerte que todo quede finalmente como una lección de vida…

Cuando las cosas escapan de las manos.

La enfermedad y posterior muerte de mi padre político -Mi suegro- me alejó del foco y vengo ahora con mejor visión de un trabajo mas frecuente y mas conciso.

El caso mencionado ha implicado la diferencia entre tener o no un buen seguro médico: Diagnóstico, acceso a una medicina medianamente de nivel, estadía y tratamiento en un centro clínico bien preparado y lamentablemente en el deceso, uso de otras coberturas y beneficios de la póliza: Indemnización por muerte y gastos de entierro a beneficiarios.

En los últimos dos años y debido al fuerte incremento de prima visto por cuestiones de tarifa actuarial (edad) mas la dinámica de ascensos en el mercado por inflación, los responsables de la póliza en su pago titubearon si continuar o no su pago pues era una idea responsable de sus hijos. Se esforzaron y aquellos siete años de casi ningún siniestro (Cataratas que yo recuerde como único evento) se compensaron de sobra con el cumplimiento de la aseguradora en sus obligaciones.

Es una lástima que él no haya vivido para contarlo. La vida puede ser así.